Leyendo el blog de una amiga, recordé algo que he traído en mente hace ya cierto tiempo.

Un profesor alguna vez nos dijo (supongo que citando/parafraseando a alguien más, pero soy suficientemente desidioso como para averiguar quién) que la forma también era contenido 

 

En lo personal, siempre me he interesado en la forma de las cosas, no tanto así en su uso u objetivo. En este sentido siempre he estado bastante alejado del pragmatismo que en ocasiones está muy de moda.

Cuando estudié Matemáticas en México, siempre viví bajo la idea de que el quehacer matemático estaba alejado del universo en cuanto a que una teoría matemática podía serlo sin estar amparada por el veredicto final de la naturaleza. Bien pronto me enseñaron a pensar en universos de muchas dimensiones (tres suele ser el número aceptado por todos como el que caracteriza a nuestro universo; los físicos dirán que cuatro -el tiempo- o que muchas más según sus teorías ‘de cuerdas’) sin poder dibujarlas y sin estremecerme.

También aprendí a pensar en cosas que no tienen dibujo (para luego descubrir que algunos locos sí les ven dibujitos), como el álgebra. Me enseñaron a pensar en infinitos más grandes que otros sin morir del susto. Y, para muestra mi ejemplo anterior, me enseñaron que todo está en las definiciones. Las cosas del mundo matemático son porque uno las define.

Pero no todo es entera libertad en dicho mundo. El fundamento teórico es una cosa llamada Teoría de Conjuntos («Aus dem Paradies, das Cantor uns geschaffen, soll uns niemand vertreiben können.»), que espanta al más pinto; pero que es el equivalente matemático a nuestra querida Madre Natura. 

Tiempo después descubrí que mi percepción estaba alejada de la realidad. Mucha gente del medio se dedica a problemas de la física, de la biología, de la economía, etc. Pero no todos.

Yo soy de esos otros errabundos que no le hallan la música a la aplicación de las matemáticas. Hay días en que me siento solo, pero me aguanto.

 Como se habrán dado cuenta por entradas anteriores, lo mío es la forma.  La forma de las palabras, la forma del lenguaje, las formas sociales y, cómo no, las formas en matemáticas. Para mí, la forma es contenido y estoy dispuesto a sacrificar la fama (ja ja ja).

Si mis queridas lectoras quisieren tratar de imaginarme en mi trabajo, imaginen a un lingüista, filólogo, etc. que está en lo que él gusta llamar su cubículo aunque más parezca el cuarto de las escobas, en la parte más recóndita de alguna universidad de este mundo. Ahí, lo verán con muchos libros, interesado en porqué los verbos tal cosa, los adjetivos tal otra, las palabras se escriben de tal modo. Vive feliz buscando el órigen de las mismas y los cómo las usan los demás. (Quizá cuando salga de su cubículo tenga una esposa o varias, tome algunos tragos con sus amigos, etc….tampoco crean que soy un ermitaño!)